Enseguida, una legión de curiosos se puso en contacto con Benedicto...
- Florentino para preguntar a cuánto sale el metro cuadrado.
- Gallardón para convencerle de que no mencionase a la M-30 en la próxima encíclica.
- Lotina para decirle que él vive allí.
- ZP para preguntarle cuánto cuesta un café en el infierno.
- Acebes para explicarle que antes de decir esas cosas hay que abrir dos líneas de investigación.
- Bush para ponerse a su servicio por si hay que invadirlo.
No se descarta un rápido desmentido del papa.
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