¿Dónde estamos los 40 millones de seleccionadores?

España ha caído en octavos del Campeonato del Mundo de fútbol frente a la selección francesa.

Esta frase no es muy ingeniosa. Ni novedosa. Puede parecer incluso atemporal.

Pero a mi lo que me fastidia del día después de la eliminación de la selección es que se ha perdido la sana tradición del deporte nacional de hacer de entrenador. Es decir, cuando los Camacho, Clemente, Saiz, Miera, etc., caían eliminados, al día siguiente, cada uno de los españolitos futboleros nos poníamos a criticar a deguello todos los puntos débiles: que si tenía que haber venido fulanito y menganito está viejo; que si cómo se le ocurre sacar a zutanito cuando quedaban sólo 5 minutos; que si el 4-4-2 es mejor que el 4-3-3; que si es que no hay sentimiento de selección y que no es de recibo que sólo se juegue bien es sus clubes... y que si patatín y que si patatán.

Pero este año no.

Este año que si no se les puede reprochar nada, que si el mister es el mejor y que tiene que continuar, que si el equipo es jóven y promete...

Me parece fatal. ¿Y ahora qué hacemos los escépticos de esta selección? ¿Monólogos? ¿Es que nadie en el bar me va a intentar llevar la contraria cuando le diga que tenemos un problema de acongoje generalizado e intergeneracional futbolero que nos impide ganar un partido decisivo (aunque sea sólo uno)?

Y de esto no tiene la culpa ZP y su talante, que aquí se ha perdido con todo el mundo desde el gol de Marcelino a los comunistas de la CCPP.

En fin, que yo sí quiero meter cizaña en el día después, así que voy a hacer una propuesta para romper la dinámica perdedora de la selección: contratar a un entrenador extranjero. A Portugal le va bien y se asemeja mucho a nuestro caso.

Y si funciona, luego a nacionalizar brasileños, alemanes y argentinos a mansalva. Hasta los suplentes. Y el utilllero italiano.

Que no digo yo que esta sea la solución, pero alomojó...