"¡Sinvergüenza! ¡Payaso! ¡Radical! ¿Qué hace de ministro? ¡Qué vergüenza!"
"Quizá usted, de ordenación del territorio y de ladrillos me pueda dar lecciones, pero no en el ámbito del derecho, señor Zaplana".
"Su intervención ha sido bochornosa e impropia de un ministro de Justicia, que es el notario mayor del Reino. Me alegro de verle hoy aquí. Es usted por fin político, solo político y nada más que político. Antes era usted fiscal metido a político partidista, sectario, radical y visceral".
Si esto es el Congreso, ¡qué podemos esperar entonces de las conversaciones de los bares!
jueves, febrero 22, 2007
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4 comentarios:
Llevas toda la razón. Se está supliendo la oratoria; con su ironía y su sapicencia, por un coro de gritones que dan verguenza ajena. Pero es más, una vez vi por televisión al ilustre Pujalte, medio borracho, haciendo declaraciones para una televisión. Vamos que mi vecina, de barrio obrero, tiene mucha más educación que algunos parlamentarios; o lo que fueren...
Es lenguaje barriobajero de taberna portuaria de siglo XIX.
Pero, amigo Rome, no es comparable lo de los ladrillos con los insultos.
Yo creo que no se puede insultar pero desde luego tampoco se debe achantar uno siempre, que ya está bien. Hay que hacerles frente, eso sí, con la máxima habilidad dialectica posible, pero sin concesiones.
SAlud y República.
Lo de los ladrillos no es un insulto, es una patada bien dada en los mismisimos al sr alomojo.
Como TVE mantenga el criterio empleado para cortar la emisión del programa de Quintero se carga todas las emisiones desde el parlamento.
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