El Tour del Pelotazo

El 3 de marzo comenzará la 1ª edición del Tour del Pelotazo con salida en Galapagar y un más que posible recorrido a través de las localidades serrana de Torrelodones, Alpedrete, Moralzarzal, Rascafría y Las Rozas. Los participantes no serán ciclistas, sino eurodiputados que nuevamente acuden a Madrid a supervisar el destrozo que se está perpetrando en esta Comunidad.

Es evidente que el desarrollo urbanístico de nuestra región es un fenómeno global, que no está limitado ni a una zona, ni a un partido. Los Planes Generales de Ordenación Urbana que suponen crecimientos de población del 50% y más, salpican a toda la geografía madrileña, de norte a sur y de este a oeste. Aunque algunos como Julián, alcalde de Casarrubuelos, demuestran algo de sensatez en este marasmo.

Pero esto no implica corrupción ni debe implicar pelotazo. Lo que indica es que desde hace años no existe la más mínima intención de planificar estratégicamente la ocupación del suelo en la Comunidad de Madrid, y que cada Ayuntamiento hace de su capa un sayo. Por eso, se presenta el escandaloso proyecto de Galapagar que pretende construir 9.000 viviendas en un municipio que tiene tres cuartas partes de suelo protegido. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué sentido tiene hacer una colmena de viviendas en una zona natural privilegiada? Lo peor es que Galapagar es sólo un ejemplo más.

Hasta aquí, supongo que todo es opinable. Alguien puede decir incluso que le estoy negando el derecho a vivir en plena Sierra madrileña a 200 o 500.000 personas más. Lo que nadie parece contemplar es que un incremento de población como este implica más cemento, más residuos, más desplazamientos, etc., y en general, más colapso de un sistema que ya está colapsado.

Por no hablar de los servicios públicos asociados a las viviendas. No hay mejor ejemplo de lo que digo, que lo que pasa en los nuevos desarrollos urbanísticos del Ayuntamiento de Madrid. El nuevo vecino compra, años después habita, y luego descubre que hasta dentro de seis meses no hay colegio público, en otros seis puede que haya metro, un año después quizás habrá centro de salud, y nunca habrá ni una triste tienda o un bar en los bajos de aquellas moles de ladrillo, nadie por las calles... un cartel en la entrada de algún portal que dice "Miren antes de salir a la calle, se han producido robos" (eso lo he visto yo con estos ojitos). Ahora bien, en su comunidad tendrán piscina, pista de paddel y vigilante nocturno, las nuevas señas de ciudadanía de los PAUs de Madrid...

Es un modelo a todas luces insostenible que sólo puede enmarcarse en el grandioso proyecto de la derecha madrileña de tener un conglomerado de doce millones de personas en un cinturón de 100 kms a la redonda de la Puerta del Sol (de hecho, la actual candidata a Presidenta de Castilla La Mancha y exconsejera de transportes de la Comunidad de Madrid, Mª Dolores de Cospedal, aprobaba la idea de unos estudiantes de la CES de alargar Madrid hasta la costa levantina).

En resumen, 12 millones de habitantes en una zona donde ni siquiera se ha previsto la mejora de los servicios públicos para integrar a la población inmigrante ya instalada. Un desastre con patas del que algún día nos lamentaremos. La Sierra ya lo hace.