Locos e indecentes

Lo siento, me tengo que ir porque lo dice este señor. Espero que en el sanatorio mental en el que voy a ingresar tengan internet y me dejen ir actualizando el blog de vez en cuando. También espero que sea un sector no privatizado y no como el de los Centros de Menores, o los colegios, o los futuros hospitales de mi Comunidad Autónoma.

Pero prefiero ser un loco que un indecente.

Un indecente como Esperanza Aguirre. ¿Saben lo que ha dicho cuando le preguntan las razones por las que dimite su Director General de Urbanismo, Enrique Porto, por algo más que sospechas acerca de la "estrecha colaboración" entre su Dirección General y su empresa, Plarquin?

- "Que se lo pregunten a Porto".

Su Consejero de Ordenación del Territorio, Mariano Zabía, tampoco está mal. Éste dice que "no sabía nada, que nadie se lo había contado".

Más o menos, ambos reconocen que lo de Porto es poco ético e indecente, y se escudan en que no lo sabían. Pero en democracia, eso no se justifica. El desconocimiento no exime de la responsabilidad, cuando además, a falta de la prueba definitiva todos sabíamos desde hace unos años cuáles eran los intereses privados de Porto en Villanueva de la Cañada, Brunete, etc. Aguirre siempre se esconde. Aguirre nunca da la cara. Siempre hay un chivo expiatorio.


El otro indecente es Camps. Me parece indignante el desprecio por las instituciones que suele mostrar el PP en la oposición, pero el del PP que gobierna ya es insultante.

Ayer, el chico no pudo acudir al debate sobre la moción de censura porque se ve que tenía mucho lío. Y en el fondo, ¿qué importa una moción de censura más o menos si voy a ganar la votación? ¿Y para qué va a intervenir alguien del Gobierno para desmontar los argumentos de la oposición? ¿Para qué si tengo los votos? Mejor me voy, que me cansan estos pesados, que no se dan cuenta de que no tengo tiempo pa tontás con todo lo que tengo que hacer.

¡País de locos!